CALDER - La forma y el sueño
Esta exposición reúne, principalmente, 90 grandes guaches, dibujos ,tapices , hamacas que, juntos, revelan una faceta menos conocida de la obra de este artista.
Las obsesiones visuales y literarias del surrealismo encuentran en los móviles de Calder una resolución estilística que no huye de los problemas críticos de la reflexión plástica (movimiento/estatismo, lleno/vacío, signo/volumen). El móvil articulado en un equilibrio aparente se descompone en el espacio al primer ligero toque, oscilando con un ritmo onduloso, que poco a poco se para hasta volver a la inmovilidad traicionada por imperceptibles agitaciones. Del mágico taller de Calder salen extraordinarias esculturas en metal e hilos de hierro, traslúcidos y coloreados. Su equilibrio es un milagro de agitación.
Con excepción de ciertos dibujos realizados en 1925, la mayoría de las obras expuestas son de los años sesenta, durante los cuales Calder, a la vez que sigue con sus esculturas, se interesa por la tapicería, la litografía... y vuelve a pintar, especialmente un gran número de guaches. Todos estos guaches forman parte del proceso creativo continuo de un artista que nunca cesó de trabajar, y deben ser consideradas como obras de pleno derecho y, a la vez, como gamas permanentes que enriquecen toda creación. Son obras que siguen la misma línea conceptual que sus esculturas, pero en una sola dimensión.
La alegría que les proporciona la predilección de Calder por los colores primarios o por el contraste entre blanco y negro, la diversidad fantasiosa de la figuras propias del universo de este artista y el humor que anima sus dibujos, son acordes con el concepto que él mismo tiene de sus móviles: “Un poema que baila con la alegría de la vida y sus sorpresas.”